Capítulo 1 – No He Venido a Derogar la Ley – Item 1 a 7
No penséis que he venido a derogar la ley o los profetas: no he venido a derogarlos, sino a darles cumplimiento. Porque en verdad os digo que el cielo y la tierra no pasarán sin que todo lo que está en la ley se haya cumplido perfectamente, y mientras quede una sola jota y un solo punto.” (San Mateo, 5: 17 y 18.)

Moisés

2. La ley mosaica se compone de dos partes distintas: la ley de Dios, promulgada en el monte Sinaí; y la ley civil o disciplinaria, establecida por Moisés. Una es invariable; la otra, apropiada a las costumbres y al carácter del pueblo, se modifica con el tiempo. La ley de Dios está formulada en estos diez mandamientos: 1. Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la casa de servidumbre. – No tendrás dioses ajenos delante de mí. – No harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de de la tierra. – No las adorarás ni les darás culto. 2. No tomarás en vano el nombre del Señor, tu Dios. 3. Acuérdate de santificar el día de descanso. 4. Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas mucho tiempo en la tierra que el Señor tu Dios te dará. 5. No matarás. 6. No cometerás adulterio. 7. No hurtarás. 8. No levantarás falso testimonio contra tu prójimo. 9. No desearás la mujer de tu prójimo. 10. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de las que son de él.Esta ley es de todos los tiempos y de todos los países, y por eso mismo tiene carácter divino. Las demás leyes han sido establecidas por Moisés, obligado a contener, a través del miedo, a un pueblo naturalmente turbulento e indisciplinado, en el cual tenía que combatir abusos arraigados y prejuicios adquiridos en la servidumbre de Egipto. Para revestir de autoridad sus leyes, debió atribuirles un origen divino, como lo hicieron todos los legisladores de los pueblos primitivos. La autoridad del hombre debía apoyarse en la autoridad de Dios. No obstante, sólo la idea de un Dios terrible podía impresionar a hombres ignorantes, en quienes el sentido moral y el sentimiento de una justicia recta estaban aún poco desarrollados. Es evidente que el que había establecido entre sus mandamientos: “No matarás; no harás daño a tu prójimo”, no podía contradecirse haciendo del exterminio un deber. Las leyes mosaicas propiamente dichas tenían, pues, un carácter esencialmente transitorio.

Cristo

3. Jesús no vino a derogar la ley, es decir, la ley de Dios. Vino a darle cumplimiento, esto es, a desarrollarla, a darle su verdadero sentido y adecuarla al grado de adelanto de los hombres. Por eso se encuentra en esa ley el principio de los deberes para con Dios y para con el prójimo, que es la base de su doctrina. En cuanto a las leyes de Moisés propiamente dichas, por el contrario, Jesús las modificó profundamente, tanto en el fondo como en la forma. Combatió constantemente el abuso de las prácticas exteriores y las falsas interpretaciones, de modo que no podía hacer que esas leyes sufrieran una reforma más radical que mediante su reducción a estas palabras: “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo”, añadiendo: Esta es toda la ley y los profetas.Con estas palabras: “El cielo y la tierra no pasarán sin que todo se haya cumplido, y mientras quede una sola jota…”, Jesús quiso decir que era preciso que la ley de Dios recibiera cumplimiento, es decir, que fuese practicada en la Tierra en toda su pureza, con todo su desarrollo y todas sus consecuencias. Porque, ¿de qué serviría haber establecido esa ley, si debía quedar como privilegio de algunos hombres o, a lo sumo, de un solo pueblo? Dado que todos los hombres son hijos de Dios, sin distinciones, todos ellos son objeto de la misma solicitud.4. Pero el rol de Jesús no fue simplemente el de un legislador moralista, sin más autoridad que su palabra. Él vino a cumplir las profecías que anunciaron su llegada. Su autoridad provenía de la naturaleza excepcional de su Espíritu y de su misión divina. Vino a enseñar a los hombres que la verdadera vida no está en la Tierra, sino en el reino de los Cielos; vino a enseñarles el camino que conduce a ese reino, los medios para reconciliarse con Dios, y la manera de presentir esos medios en la marcha de las cosas futuras, para el cumplimiento de los destinos humanos. Sin embargo, no lo dijo todo, y sobre muchos puntos se limitó a presentar el germen de verdades que, según Él mismo declaró, aún no podían ser comprendidas. Habló acerca de todo, pero en términos relativamente explícitos. Para captar el sentido oculto de determinadas palabras de Jesús era preciso que ideas nuevas y nuevos conocimientos vinieran a aportar la clave, y esas ideas no podían venir antes de que el espíritu humano alcanzara cierto grado de madurez. La ciencia debía contribuir poderosamente al nacimiento y al desarrollo de esas ideas. Así pues, había que dar a la ciencia el tiempo necesario para que progresara.

El espiritismo

5. El espiritismo es la ciencia nueva que viene a revelar a los hombres, con pruebas irrecusables, la existencia y la naturaleza del mundo espiritual, así como sus relaciones con el mundo corporal. Nos muestra ese mundo, no ya como algo sobrenatural, sino, por el contrario, como una de las fuerzas vivas y que incesantemente obran en la naturaleza, como el origen de una multitud de fenómenos incomprensibles hasta ahora y relegados, por esa razón, al dominio de lo fantástico y lo maravilloso. A esas relaciones Cristo hace alusión en diferentes circunstancias, y por eso muchas de las cosas que dijo son todavía ininteligibles o han sido falsamente interpretadas. El espiritismo es la clave con cuya ayuda todo se explica fácilmente. 6. La ley del Antiguo Testamento está personificada en Moisés; la del Nuevo Testamento está personificada en Cristo. El espiritismo es la tercera revelación de la ley de Dios, pero no está personificado en ningún individuo, porque es producto de la enseñanza impartida, no por un hombre, sino por los Espíritus, que son las voces del Cielo, en todos los lugares de la Tierra y a través de una multitud innumerable de intermediarios. El espiritismo es, en cierto modo, un ser colectivo que comprende el conjunto de los seres del mundo espiritual, cada uno de los cuales trae a los hombres el tributo de sus luces para hacerles conocer ese mundo y la suerte que en él les espera. 7. Así como Cristo dijo: “No vengo a derogar la ley, sino a cumplirla”, el espiritismo dice también: “No vengo a derogar la ley cristiana, sino a cumplirla”. No enseña nada contrario a lo que Cristo enseñó, pero desarrolla, completa y explica, en términos claros para todo el mundo, lo que sólo se dijo con una forma alegórica. El espiritismo viene a cumplir, en los tiempos predichos, lo que Cristo anunció, y a preparar el cumplimiento de las cosas futuras. Por consiguiente, es la obra de Cristo, que Él mismo preside, así como preside lo que también anunció: la regeneración que se opera y que prepara el reino de Dios en la Tierra.