Capítulo 5 – Bienaventurados los Afligidos – 8
Las tribulaciones de la vida son impuestas a los Espíritus empedernidos, o bien a los Espíritus demasiado ignorantes, que no pueden hacer una elección con conocimiento de causa. En cambio, son elegidas libremente y aceptadas por los Espíritus arrepentidos, que quieren reparar el mal que han hecho y se proponen obrar mejor. Lo mismo sucede con el que ha desempeñado mal su tarea y solicita empezarla de nuevo, para no perder el beneficio de su trabajo. Por consiguiente, esas tribulaciones son, al mismo tiempo, expiaciones que castigan el pasado, y pruebas que preparan el porvenir. Demos gracias a Dios porque, en su bondad, concede al hombre la facultad de la reparación y no lo condena irremediablemente por una primera falta.