Capítulo 23 – Moral Extraña – 7 a 8

Dejad a los muertos el cuidado de enterrar a sus muertos

7. A otro le dijo: “Sígueme”. Y él le respondió: “Señor, déjame ir antes a enterrar a mi padre”. Jesús le respondió: “Deja a los muertos el cuidado de enterrar a sus muertos; en cuanto a ti, ve a anunciar el reino de Dios”. (San Lucas, 9:59 y 60.) 8. ¿Qué pueden significar estas palabras: “Deja a los muertos el cuidado de enterrar a sus muertos”? Las consideraciones precedentes demuestran, en primer lugar, que en las circunstancias en que fueron pronunciadas, no podían expresar una reprobación contra aquel que consideraba un deber de piedad filial el ir a sepultar a su padre. Por el contrario, encierran un sentido más profundo, que sólo un conocimiento más completo de la vida espiritual permite comprender.En efecto, la vida espiritual es la vida verdadera. Se trata de la vida normal del Espíritu. La existencia terrenal es transitoria y pasajera, y constituye una especie de muerte si se la compara con el esplendor y la actividad de la vida espiritual. El cuerpo no es otra cosa que una vestimenta grosera que reviste momentáneamente al Espíritu, un verdadero grillete que lo sujeta al suelo de este mundo, y el Espíritu se siente feliz cuando consigue liberarse de él. El respeto que se consagra a los muertos no está referido a la materia, sino al Espíritu ausente, por el recuerdo que conservamos de él. Ese respeto es análogo al que se tiene por los objetos que le pertenecieron, que él tocó y que sus afectos guardan como reliquias. Esto es lo que aquel hombre no podía comprender por sí mismo. Jesús, entonces, se lo enseñó al decirle: “No te preocupes por el cuerpo, piensa antes en el Espíritu. Ve a enseñar el reino de Dios; ve a decir a los hombres que su patria no está en la Tierra, sino en el Cielo, pues sólo allí transcurre la verdadera vida”.