Capítulo 23 – Moral Extraña – 14
Es preciso destacar que el cristianismo surgió cuando el paganismo ya estaba en decadencia y luchaba contra las luces de la razón. Este se practicaba según la forma, pero la creencia había desaparecido, y sólo el interés personal lo sostenía. Ahora bien, el interés es tenaz: jamás cede a la evidencia, y se irrita tanto más cuanto más convincentes son los razonamientos que se le oponen y cuanto mejor demuestran el error en que incurre. El interés sabe perfectamente que está equivocado, pero eso no lo conmueve, porque no tiene en su alma la verdadera fe. Lo que más teme es la luz que abre los ojos a los ciegos. Como su error le resulta beneficioso, se aferra a él y lo defiende.¿Acaso Sócrates no había enseñado también una doctrina hasta cierto punto análoga a la de Cristo? ¿Por qué, entonces, no prevaleció en aquella época, en el seno de uno de los pueblos más inteligentes de la Tierra? Porque el tiempo no había llegado aún. Sócrates sembró en una tierra que no estaba labrada. El paganismo todavía no se había agotado. Cristo recibió su misión providencial en el momento propicio. Pese a que no todos los hombres de su época estuvieron a la altura de las ideas cristianas, había entre ellos una aptitud más generalizada para asimilarlas, pues se empezaba a experimentar el vacío que las creencias vulgares dejaban en el alma. Sócrates y Platón abrieron el camino y predispusieron los espíritus.