Capítulo 23 – Moral Extraña – 17 a 18
16. Cuando Jesús dijo: “No creáis que he venido a traer la paz, sino la división”, su pensamiento era este:“No creáis que mi doctrina se establecerá pacíficamente. Habrá de traer luchas sangrientas, cuyo pretexto será mi nombre, porque los hombres no me habrán comprendido o no habrán querido comprenderme. Los hermanos, separados por sus respectivas creencias, desenvainarán la espada uno contra otro, y la división reinará en el seno de una familia cuyos miembros no compartan la misma fe. He venido a arrojar fuego a la Tierra para limpiarla de los errores y de los prejuicios, del mismo modo que se prende fuego a un campo para destruir las malas hierbas que han prosperado en él, y tengo urgencia en que ese fuego arda para que la depuración sea más rápida, puesto que de este conflicto saldrá triunfante la verdad. A la guerra la sucederá la paz; al odio de los partidos, la fraternidad universal; a las tinieblas del fanatismo, la luz de la fe esclarecida. Entonces, cuando el campo esté preparado, os enviaré el Consolador, el Espíritu de Verdad, que vendrá a restablecer todas las cosas, es decir, que como dará a conocer el verdadero sentido de mis palabras, que los hombres más esclarecidos podrán finalmente comprender, pondrá término a la lucha fratricida que divide a los hijos del mismo Dios. Cansados, finalmente, de un combate sin consecuencias, que sólo deja a su paso la desolación, y que no lleva más que perturbación al seno de las familias, los hombres reconocerán dónde están sus verdaderos intereses, tanto en lo relativo a este mundo como al otro. Verán de qué lado están los amigos y los enemigos de su tranquilidad. Entonces todos se cobijarán bajo una misma bandera: la bandera de la caridad, y las cosas se restablecerán en la Tierra de acuerdo con la verdad y con los principios que os he enseñado.”