No vayáis en busca de los gentiles
8. Jesús envió a estos doce (los apóstoles) después de darles las siguientes instrucciones: “No vayáis en busca de los gentiles, ni entréis en las ciudades de los samaritanos. Id más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y en los lugares adonde fuereis, predicad diciendo que el reino de los Cielos se aproxima”. (San Mateo, 10:5 a 7.) 9. En numerosas circunstancias Jesús da evidencias de que sus miras no están circunscriptas al pueblo judío, sino que abarcan toda la humanidad. Por lo tanto, si dice a sus apóstoles que no vayan en busca de los paganos, no es porque desdeñe la conversión de estos, lo que sería poco caritativo, sino porque los judíos, que creían en un Dios único y aguardaban al Mesías, ya estaban preparados –por la ley de Moisés y por los profetas– para recibir su palabra. Como a los paganos les faltaba incluso la base, todo estaba por hacerse, y los apóstoles aún no se encontraban suficientemente esclarecidos para tan ardua tarea. Por esa razón les dijo: “Id en busca de las ovejas descarriadas de Israel”, es decir, id a sembrar en un terreno que ya está labrado. Jesús sabía que la conversión de los gentiles se produciría en su momento. En efecto, los apóstoles irían más tarde a plantar la cruz en el centro mismo del paganismo.10. Esas palabras pueden aplicarse a los adeptos y también a los propagadores del espiritismo. Los incrédulos sistemáticos, los burlones obstinados, los adversarios interesados son, en relación con los espíritas, lo mismo que eran los gentiles en relación con los apóstoles. A ejemplo de estos, los espíritas deben buscar en primer término hacer prosélitos entre las numerosas personas de buena voluntad, que anhelan la luz y poseen en sí un germen fecundo. De ese modo, no perderán el tiempo con los que se rehúsan a ver y oír, y que, por orgullo, se resistirán tanto más cuanto mayor sea la importancia que se le atribuya a su conversión. Más vale abrir los ojos a cien ciegos que desean ver claro, que a uno solo que se complace en las tinieblas, porque así estaremos aumentando en mayor proporción la cantidad de defensores de la causa. Dejar a los demás en paz no constituye una muestra de indiferencia, sino de buena política. Ya llegará su turno cuando sean arrastrados por la opinión general, y cuando oigan reiteradamente las mismas ideas alrededor suyo. Entonces creerán que aceptaron esos conceptos por propia voluntad y no por la presión de otros. Además, algunas ideas son como las semillas: no pueden germinar antes de la estación apropiada, ni en un terreno que no ha sido preparado. Por eso es mejor esperar el tiempo propicio y cultivar antes las semillas que germinaron, para que las restantes no se atrofien a causa de un cultivo demasiado intenso.En los tiempos de Jesús, y a consecuencia de las ideas limitadas y materialistas de entonces, todo estaba circunscripto y localizado. La casa de Israel era un pequeño pueblo, y los gentiles eran los pequeños pueblos de los alrededores. En la actualidad, las ideas se universalizan y se espiritualizan. La nueva luz no es privilegio de ninguna nación. Para ella no existen barreras; tiene su sede en todas partes y todos los hombres son hermanos. Asimismo, los gentiles tampoco son un pueblo, sino una opinión generalizada sobre la cual poco a poco triunfa la verdad, al igual que el cristianismo triunfó sobre el paganismo. Ahora ya no se los combate con armas de guerra, sino con el poder de la idea.