Capítulo 27 – Pedid y se os Dará – 3
3. Dijo también esta parábola a unos que ponían su confianza en sí mismos, como si fuesen justos, y despreciaban a los otros:“Dos hombres subieron al templo para orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, estando de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos y adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todo lo que poseo’.”El publicano, por el contrario, permaneciendo alejado, no osaba ni alzar los ojos al Cielo; sino que golpeaba su pecho, diciendo: ‘Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador’.”Os declaro que este volvió justificado a su casa, y el otro no. Porque aquel que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.” (San Lucas, 18:9 a 14.)