Para los médiums
Dios Todopoderoso, permite que los Espíritus buenos me asistan en la comunicación que solicito. Presérvame de la presunción de considerarme a salvo de los Espíritus malos; del orgullo que podría hacer que me equivoque acerca del valor de lo que obtenga, y de todo sentimiento contrario a la caridad para con los otros médiums. Si fuera inducido al error, inspira a alguien la idea de advertírmelo, y a mí la humildad que me haga aceptar la crítica con reconocimiento, tomando como dirigidos a mí mismo, y no a los demás, los consejos que los Espíritus buenos se propongan dictarme. Si por algún motivo fuera tentado a cometer abusos, o a envanecerme de la facultad que has tenido a bien concederme, te ruego que me la retires, en lugar de permitir que pueda desviarla de su objetivo providencial, que es el bien de todos y mi propio adelanto moral.