En las aflicciones de la vida
Dios Todopoderoso, que ves nuestras miserias, dígnate escuchar con benevolencia la súplica que te dirijo en este momento. Si mi pedido es desatinado, perdóname; si es justo y conveniente según tu mirada, que los Espíritus buenos, que ejecutan tu voluntad, vengan en mi ayuda para su cumplimiento. Comoquiera que sea, Dios mío, hágase tu voluntad. Si mis deseos no son escuchados, es porque está en tus designios ponerme a prueba, y me someto sin quejarme. Haz que no me afecte el desánimo, y que no flaqueen ni mi fe ni mi resignación. Escucha mi pedido