Para los enfermos
Dios mío, tus designios son impenetrables, y en tu sabiduría has considerado necesario que nuestro hermano sufra por medio de la enfermedad. Te suplico que dirijas una mirada compasiva sobre sus padecimientos y te dignes ponerles un término. Espíritus buenos, ministros del Todopoderoso, os pido que secundéis mi deseo de aliviarlo. Dirigid mi pensamiento, a fin de que este acuda a derramar un bálsamo saludable sobre su cuerpo, así como el consuelo en su alma. Inspiradle la paciencia y la sumisión a la voluntad de Dios. Dadle fuerza para sobrellevar sus dolores con resignación cristiana, a fin de que no pierda el fruto de esta prueba.