Capítulo 12 – Amad a Vuestros Enemigos – 16
Los duelos se vuelven cada día más raros, y si de vez en cuando todavía se ven algunos dolorosos ejemplos, su número no puede compararse con el de los que se producían antiguamente. En el pasado, un hombre no salía de su casa sin prevenirse para un enfrentamiento, y tomaba las precauciones necesarias. Una señal característica de las costumbres de los tiempos y de los pueblos consiste en llevar habitualmente, en forma ostensible u oculta, armas ofensivas o defensivas. La abolición de ese hábito demuestra la moderación de las costumbres, y es curioso acompañar su transición gradual desde la época en que los caballeros no cabalgaban jamás si no estaban protegidos por armaduras y lanzas, hasta que llevar una simple espada en la cintura constituía más bien un adorno y un accesorio del blasón, que un arma agresiva. Otro indicio de la moderación en las costumbres es que en otro tiempo los combates singulares tenían lugar en medio de la calle, ante la multitud, que se apartaba para dejar el campo libre a los contendientes, mientras que en la actualidad se los oculta. Hoy en día, la muerte de un hombre constituye un acontecimiento que provoca conmoción; mientras que en épocas remotas nadie reparaba en ello. El espiritismo extinguirá esos últimos vestigios de barbarie, al inculcar a los hombres el espíritu de la caridad y la fraternidad.