Capítulo 13 – No Sepa Tu Mano Izquierda lo que da Tu Mano Derecha – 19

Beneficios que se pagan con ingratitud

¿Qué debemos pensar de quienes, porque recibieron ingratitud en pago por los beneficios que hicieron, dejan de practicar el bien, para no tener que tratar con ingratos?En ellos hay más egoísmo que caridad, dado que hacer el bien para recibir demostraciones de reconocimiento equivale a no hacerlo con desinterés. Sólo es agradable a Dios el bien que se practica de modo desinteresado. En ellos también hay orgullo, porque se complacen en la humildad con que el beneficiado deposita a sus pies el testimonio de su reconocimiento. Aquel que busca en la Tierra la recompensa por el bien que hace, no la recibirá en el Cielo. Por el contrario, Dios tendrá en cuenta a aquel que no la busca en este mundo.Debéis ayudar siempre a los débiles, incluso si sabéis previamente que aquellos a quienes hacéis el bien no os lo agradecerán. Estad seguros de que si la persona a quien prestáis un servicio lo olvida, Dios lo tendrá en cuenta mucho más que si el beneficiado os hubiese pagado con su gratitud. Dios permite que algunas veces se os pague con la ingratitud, para poner a prueba vuestra perseverancia en la práctica del bien.Por otra parte, ¿quién sabe si ese beneficio, olvidado momentáneamente, no habrá de producir más adelante buenos frutos? Tened la certeza de que, por el contrario, es una simiente que con el tiempo germinará. Por desgracia, sólo veis el presente. Trabajáis para vosotros y no para los demás. Los beneficios acaban por ablandar los corazones más empedernidos. Pueden quedar en el olvido en este mundo, pero cuando el Espíritu se despoje de su envoltura carnal, se acordará de ellos, y ese recuerdo será su castigo. Entonces, lamentará su ingratitud, deseará reparar la falta, pagar la deuda en otra existencia, muchas veces aceptando incluso una vida dedicada a su benefactor. Así, sin que lo sospechéis, habréis contribuido a su adelanto moral y llegaréis a reconocer, posteriormente, la verdad de este principio: Una ayuda jamás se desaprovecha. Por otra parte, también habréis trabajado para vosotros mismos, porque conquistaréis el mérito de haber hecho el bien con desinterés, sin dejaros desanimar por las decepciones.¡Ah!, amigos míos, si conocieseis todos los vínculos que unen vuestra vida actual a vuestras existencias anteriores; si pudieseis captar con una sola mirada la innumerable cantidad de relaciones que ligan a los seres entre sí en bien del progreso mutuo, admiraríais mucho más aún la sabiduría y la bondad del Creador, que os permite volver a vivir para que lleguéis hasta Él. (Un Guía protector. Sens, 1862.)