Capítulo 15 – Fuera de La Caridad No Hay Salvación – 3
3. Toda la moral de Jesús se resume en la caridad y en la humildad, es decir, en las dos virtudes contrarias al egoísmo y al orgullo. En cada una de sus enseñanzas, Él alude a esas dos virtudes como las que conducen a la eterna felicidad. Bienaventurados, dijo, los pobres de espíritu, o sea, los humildes, porque de ellos es el reino de los Cielos; bienaventurados los limpios de corazón; bienaventurados los que son mansos y pacíficos; bienaventurados los que son misericordiosos; amad a vuestro prójimo como a vosotros mismos; haced a los demás lo que quisierais que se os hiciese; amad a vuestros enemigos; perdonad las ofensas, si queréis ser perdonados; haced el bien sin ostentación; juzgaos a vosotros mismos antes de juzgar a los demás. Humildad y caridad, eso es lo que no cesa de recomendar y aquello de lo que Él mismo da ejemplo. Orgullo y egoísmo, eso es lo que no cesa de combatir. Sin embargo, Jesús no se limita a recomendar la caridad: la coloca claramente y en términos explícitos como la condición absoluta para la felicidad futura.En el cuadro que Jesús trazó del juicio final, como en muchas otras cosas, es preciso apartar lo que es figurado y alegórico. A hombres como aquellos a los que se dirigía, incapaces aún de comprender las cosas puramente espirituales, tenía que presentarles imágenes materiales chocantes, que los impresionaran. Incluso, para que lo aceptaran mejor, no debía apartarse demasiado de las ideas habituales, en cuanto a la forma, de modo que siempre reservaba para el porvenir la verdadera interpretación, tanto de sus palabras como de aquellos aspectos sobre los cuales no podía explayarse con mayor claridad. Con todo, junto a la parte accesoria y figurada de ese cuadro, existe una idea dominante: la de la felicidad reservada al justo, y la de la desdicha que aguarda al malvado.En ese juicio supremo, ¿cuáles son los considerandos de la sentencia? ¿En qué se basa la prueba judicial? ¿Pregunta el juez si se completó tal o cual formalidad, si se observó en mayor o menor medida tal o cual práctica exterior? No; indaga solamente acerca de una cosa: la práctica de la caridad; y su sentencia es la siguiente: “Vosotros, los que habéis asistido a vuestros hermanos, pasad a la derecha; y vosotros, los que fuisteis rigurosos para con ellos, pasad a la izquierda”. ¿Acaso hace averiguaciones sobre la ortodoxia de la fe? ¿Establece alguna distinción entre el que cree de un modo y el que cree de otro? No, pues Jesús coloca al samaritano, considerado herético, pero que practica el amor al prójimo, por encima del ortodoxo que falta a la caridad. Así pues, Jesús no sólo hace de la caridad una de las condiciones para la salvación, sino la condición exclusiva. Si hubiera otras que cumplir, Él las habría mencionado. Si coloca a la caridad en el primer lugar entre las virtudes, es porque ella abarca implícitamente a todas las otras: la humildad, la dulzura, la benevolencia, la indulgencia, la justicia, etc., y porque es la negación absoluta del orgullo y del egoísmo.