Capítulo 17 – Sed Perfectos – 5 a 6

Parábola del sembrador

5. Ese mismo día, salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se reunió una gran multitud alrededor suyo, por lo que se subió a una barca y se sentó en ella, y toda la gente permanecía en la rivera. Y les dijo muchas cosas en parábolas, hablándoles de este modo:“El sembrador salió a sembrar; y mientras sembraba, una parte de las semillas cayó a lo largo del camino, y las aves del cielo vinieron y se las comieron.”Otra parte cayó en lugares pedregosos, donde no había mucha tierra; y las semillas brotaron pronto porque la tierra donde cayeron no era profunda. Pero en cuanto salió el sol las quemó y, como no tenían raíces, se secaron.”Otra parte cayó entre los espinos, y cuando estos crecieron las ahogaron.”Otra, finalmente, cayó en tierra buena, y las semillas dieron fruto, unas ciento, otras sesenta, y otras treinta. El que tenga oídos para oír, que oiga”. (San Mateo, 13:1 a 9.)“Escuchad, pues, vosotros, la parábola del sembrador.”Si alguien escucha la palabra del reino y no le presta atención, viene el espíritu maligno y le arrebata lo que estaba sembrado en su corazón. Ese es el que recibió la semilla a lo largo del camino.”El que recibe la semilla en medio de las piedras, es el que escucha la palabra y la recibe con gozo en el primer momento. Pero como no tiene raíz, dura poco tiempo. Y cuando sobrevienen las tribulaciones y persecuciones por causa de la palabra, saca él de ahí un motivo de escándalo y de caída.”El que recibe la semilla entre los espinos, es el que oye la palabra, pero pronto las preocupaciones del mundo y la ilusión de las riquezas ahogan en él esa palabra y la vuelven infructuosa. ”Pero el que recibe la semilla en tierra buena, es el que escucha la palabra y le presta atención; y en él ella da fruto, cien, o sesenta, o treinta por uno.” (San Mateo, 13:18 a 23.) 6. La parábola del sembrador expresa perfectamente los matices que existen en el modo como son aprovechadas las enseñanzas del Evangelio. ¡Cuántas personas hay, en efecto, para las cuales sólo constituye una letra muerta que, semejante a la semilla que cayó sobre las piedras, no produce ningún fruto!La parábola encuentra una explicación, no menos apropiada, en las diferentes categorías de los espíritas. ¿No es acaso el emblema de los que sólo están atentos a los fenómenos materiales, y no extraen de ellos ninguna consecuencia, porque los ven apenas como un motivo de curiosidad? ¿No simboliza a los que solamente buscan el lado brillante de las comunicaciones de los Espíritus, por las que sólo se interesan cuando satisfacen su imaginación, pero que después de haberlas oído permanecen tan fríos e indiferentes como antes? ¿No representa a los que consideran muy apropiados esos consejos, y los admiran, pero para aplicarlos a los demás y no a sí mismos? ¿No alude, por último, a aquellos para quienes esas instrucciones son como la semilla que cayó en tierra buena y da frutos?