Capítulo 24 – No Pongáis la Lámpara Debajo del Celemín – 6
Hay quienes preguntan qué beneficio podría extraer el pueblo de esa cantidad de parábolas, cuyo sentido estaba oculto para él. Observemos que Jesús solamente se expresó por medio de parábolas en las partes hasta cierto punto abstractas de su doctrina. No obstante, hizo de la caridad hacia el prójimo, al igual que de la humildad, las condiciones precisas para la salvación, y todo lo que dijo respecto a eso ha quedado perfectamente claro, explícito y sin ambigüedades. Así debía ser, pues se trataba de la regla de conducta, regla que todos debían comprender para estar en condiciones de llevarla a la práctica. Era lo esencial para la multitud ignorante, a la que se limitaba a decir: “Esto es lo que debéis hacer para conquistar el reino de los Cielos”. Acerca de los aspectos restantes, reservaba el desarrollo de su pensamiento exclusivamente para sus discípulos. Puesto que ellos estaban más adelantados, tanto en lo moral como en lo intelectual, Jesús tuvo oportunidad de iniciarlos en el conocimiento de verdades más abstractas. Por eso Él manifestó: A los que ya tienen, más se les dará. Con todo, incluso con sus apóstoles, Jesús conservó sin definir muchos puntos, cuya comprensión plena estaba reservada para tiempos ulteriores. Son esos puntos los que generaron las más diversas interpretaciones, hasta que la ciencia, por un lado, y el espiritismo, por el otro, revelaron nuevas leyes de la naturaleza, que facilitaron la comprensión de su verdadero sentido.