Dios mío, te doy las gracias por haberme permitido salir victorioso de la lucha que acabo de sostener contra el mal. Haz que esa victoria me dé la fuerza para resistir a nuevas tentaciones. Y a ti, mi ángel de la guarda, te doy las gracias por la asistencia que me diste. ¡Que mi sumisión a tus consejos me haga nuevamente merecedor de tu protección!