Para los que están en la aflicción
Dios mío, de infinita bondad, dígnate aliviar la penosa situación de nuestro hermano, si esa fuera tu voluntad. Espíritus buenos, en nombre de Dios Todopoderoso, os suplico que lo asistáis en sus aflicciones. Si en bien de su propio interés no fuera posible aliviarlas, hacedle comprender que son necesarias para su adelanto. Infundidle confianza en Dios y en el porvenir, para que le resulten menos pesadas. Dadle  también fuerza para que no se abandone a la desesperación, porque perdería el fruto de sus padecimientos y haría que su situación futura fuese aún más penosa. Guiad mi pensamiento hacia él, para que lo ayude a sostener su ánimo.