Para un agonizante
Dios omnipotente y misericordioso, aquí tienes un alma que se prepara para abandonar su envoltura terrenal y retornar al mundo de los Espíritus, su verdadera patria. Que pueda volver en paz, y que tu misericordia se extienda sobre ella. Espíritus buenos que la habéis acompañado en la Tierra, no la abandonéis en este momento supremo. Dadle fuerza para soportar los últimos padecimientos que debe sobrellevar en este mundo a favor de su adelanto futuro. Inspiradla para que consagre al arrepentimiento de sus faltas los últimos destellos de inteligencia que le restan o que pueden volverle momentáneamente. Dirigid mi pensamiento, a fin de que su acción haga menos penoso el trabajo de desprendimiento, y que esta alma lleve consigo, en el momento de dejar la Tierra, los consuelos de la esperanza.