Capítulo 4 – Nadie Puede Ver el Reino de Dios Si no Nace de Nuevo – 1 a 3
Llegado Jesús a las cercanías de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: “¿Qué dicen los hombres acerca del Hijo del Hombre? ¿Quién dicen que soy yo?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que eres Elías; otros, Jeremías o alguno de los profetas”. Jesús les dijo: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Simón Pedro, tomando la palabra, le dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le respondió: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no fue la carne ni la sangre que te ha revelado esto, sino mi Padre que está en los Cielos”. (San Mateo, 16:13 a 17; San Marcos, 8:27 a 30.) 2. Herodes el tetrarca oyó hablar de todo lo que hacía Jesús, y su espíritu se hallaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Entonces Herodes dijo: “A Juan, yo mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, pues, ese de quien oigo decir tan grandes cosas?” Y buscaba verle. (San Marcos, 6:14 y 15; San Lucas, 9:7 a 9.) 3. (Después de la transfiguración.) Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: “¿Por qué, pues, los escribas dicen que es preciso que Elías venga primero?” Jesús les respondió: “Es verdad que Elías ha de venir y restablecerá todas las cosas; pero yo os declaro que Elías ya vino, y ellos no lo reconocieron, sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también harán padecer al Hijo del Hombre”. Entonces sus discípulos entendieron que les había hablado de Juan el Bautista. (San Mateo, 17:10 a 13; San Marcos, 9: 10 a 12.)