Capítulo 8 – Bienaventurados los Limpios de Corazón – 11 a 12

Escándalos. Si vuestra mano es motivo de escándalo, cortadla.

11. “¡Ay del mundo a causa de los escándalos! Porque es necesario que vengan escándalos; pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!”Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor será que cuelguen de su cuello una de esas piedras de molino que un asno hace girar, y que lo arrojen al fondo del mar.”Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; os declaro que, en el Cielo, sus ángeles ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los Cielos; porque el Hijo del hombre vino a salvar lo que estaba perdido.”Si vuestra mano o vuestro pie es motivo de escándalo, cortadlos y arrojadlos lejos de vosotros; porque mejor será para vosotros que entréis en la vida con un solo pie o una sola mano, a que tengáis dos y seáis arrojados en el fuego eterno. Y si vuestro ojo es motivo de escándalo, arrancadlo y arrojadlo lejos de vosotros; porque será mejor para vosotros que entréis en la vida con un solo ojo, a que tengáis dos y seáis precipitados en el fuego del Infierno.” (San Mateo, 18: 6 a 10.) 12. En la acepción común, se denomina escándalo a toda acción que choca con la moral o el decoro de una manera ostensible. El escándalo no está precisamente en la acción, sino en la repercusión que esta pueda tener. La palabra escándalo implica siempre la idea de un cierto ruido. Muchas personas se contentan con evitar el escándalo, porque con él se resentiría su orgullo, y la consideración que le dispensan los hombres quedaría empañada. Mientras sus torpezas sean ignoradas, con eso les alcanza para que su conciencia permanezca en paz. Estos son, según las palabras de Jesús: “Sepulcros blanqueados por fuera, pero llenos de podredumbre por dentro; recipientes limpios en su exterior y sucios en el interior”.En el sentido evangélico, la acepción de la palabra escándalo, empleada con tanta frecuencia, es mucho más general, motivo por el cual en ciertos casos no se comprende su significado. Ya no es sólo lo que choca a la conciencia ajena, sino todo lo que deriva de los vicios y las imperfecciones de los hombres, todas las reacciones perjudiciales de un individuo hacia otro, tengan o no repercusión. El escándalo, en ese caso, es la consecuencia efectiva del mal moral.