Capítulo 9 – Bienaventurados los que Son Mansos y Pacíficos – 1 a 4

Injurias y violencias

1. “Bienaventurados los que son mansos, porque ellos poseerán la Tierra.” (San Mateo, 5:4.) 2. “Bienaventurados los que son pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.” (San Mateo, 5:9.) 3. “Habéis oído que fue dicho a los antepasados: No matarás, y aquel que mate merecerá ser condenado ante el tribunal. Pero yo os digo que todo aquel que se encolerice contra su hermano, merecerá ser condenado ante el tribunal; que aquel que llame a su hermano Racca, merecerá ser condenado ante el concejo; y el que le diga Estás loco, merecerá ser condenado al fuego del Infierno.” (San Mateo, 5:21 y 22.) 4. Por medio de estas máximas, Jesús convirtió en ley la dulzura, la moderación, la mansedumbre, la afabilidad y la paciencia. Por consiguiente, condena la violencia, la cólera e incluso toda expresión descortés para con los semejantes. Racca era, entre los hebreos, una palabra despectiva que significaba hombre que no vale nada, y se pronunciaba escupiendo y volviendo la cabeza a un lado. Pero Jesús va más lejos aún, puesto que amenaza con el fuego del Infierno al que diga a su hermano: Estás loco.Es evidente que en esta, como en cualquier otra circunstancia, la intención agrava o atenúa la falta. No obstante, ¿cómo puede tener tanta gravedad una simple palabra, para merecer una reprobación tan severa? Sucede que toda palabra ofensiva es la expresión de un sentimiento contrario a la ley de amor y de caridad que debe regir las relaciones entre los hombres y mantener entre ellos la concordia y la unión. Es también un atentado a la benevolencia recíproca y a la fraternidad, y alimenta el odio y la animosidad. Sucede, en suma, que después de la humildad hacia Dios, la caridad para con el prójimo es la primera ley de todo cristiano.